La discriminacion de la mujer.
"La promoción de las mujeres constituye una condición sine qua non del renacimiento árabe", pero, por ahora, las reformas efectuadas en la región "se asemejan más bien a una cortina de humo para disimular el status quo opresivo". El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) difundió esta madrugada el cuarto informe anual sobre el desarrollo humano del mundo árabe, muy centrado esta vez en el papel de la mujer.
El adulterio no recibe el mismo castigo si lo practica el hombre o la mujer en la mayoría de los países árabes. El hombre es culpable sólo si lo comete en el domicilio conyugal. La mujer es culpable cualquiera que sea el lugar donde lo practica.
Éste y otros muchos ejemplos, recogidos en el informe, redactado por una veintena de expertos, todos ellos árabes, ilustra la discriminación legal que padecen las mujeres en esa franja de países desde Marruecos a Irak.
La promoción de las mujeres está resultando tanto más difícil en cuanto "algunas fuerzas políticas ven en ella un concepto impuesto por Occidente y que no tiene su origen ni en la realidad ni en las necesidades de las sociedades árabes (...)". La invitación occidental a reformar es considerada "como una violación de la cultura árabe y de la independencia nacional". De ahí que algunos regímenes árabes "hayan, a veces, tenido que recurrir a los mecanismos de represión política para acelerar el proceso de promoción de las mujeres".
No lo han hecho con el noble objetivo de mejorar su suerte. Se trata más bien de una triquiñuela para "edulcorar la imagen de sus Estados en el extranjero". "(...) La cuestión de los derechos políticos de las mujeres se ha convertido para muchos dirigentes árabes en una especie de escaparate democrático" que exhiben de puertas para fuera. El informe se muestra también crítico con Occidente y, sobre todo, con la cooperación que brinda. "(...) Los donantes financian cualquier tipo de proyecto con tal de que lo gestionen instituciones femeninas o personalidades femeninas".
Un sondeo sobre las mujeres, efectuado en cuatro países árabes (Egipto, Marruecos, Jordania y Líbano) con una muestra de al menos mil personas en cada uno, acompaña el informe. Buena parte de los encuestados (91%) rechaza la violencia física o mental contra las mujeres y el 78% opina que no debe haber diferencias en las condiciones laborales aplicadas a los dos sexos. En cambio, el 46% se opone a que las mujeres viajen solas y el 44% considera que no pueden ser primer ministro.
El informe hace también un repaso de la evolución del mundo árabe desde que salió, en 2004, su anterior edición. "Las violaciones individuales y colectivas de los derechos humanos han empeorado durante el periodo", recalca. Concretamente, "los reformadores y los defensores de los derechos humanos se han convertido, en la mayoría de los Estados árabes, en objetivo permanente de la represión oficial".
"La continuación de la ocupación y la incapacidad de reformar la forma de gestionar los asuntos mundiales para garantizar la seguridad y el bienestar de todos puede generar en la región mayores dosis de extremismo y protestas violentas", advierten los autores del informe.
"La promoción de las mujeres constituye una condición sine qua non del renacimiento árabe", pero, por ahora, las reformas efectuadas en la región "se asemejan más bien a una cortina de humo para disimular el status quo opresivo". El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) difundió esta madrugada el cuarto informe anual sobre el desarrollo humano del mundo árabe, muy centrado esta vez en el papel de la mujer.
El adulterio no recibe el mismo castigo si lo practica el hombre o la mujer en la mayoría de los países árabes. El hombre es culpable sólo si lo comete en el domicilio conyugal. La mujer es culpable cualquiera que sea el lugar donde lo practica.
Éste y otros muchos ejemplos, recogidos en el informe, redactado por una veintena de expertos, todos ellos árabes, ilustra la discriminación legal que padecen las mujeres en esa franja de países desde Marruecos a Irak.
La promoción de las mujeres está resultando tanto más difícil en cuanto "algunas fuerzas políticas ven en ella un concepto impuesto por Occidente y que no tiene su origen ni en la realidad ni en las necesidades de las sociedades árabes (...)". La invitación occidental a reformar es considerada "como una violación de la cultura árabe y de la independencia nacional". De ahí que algunos regímenes árabes "hayan, a veces, tenido que recurrir a los mecanismos de represión política para acelerar el proceso de promoción de las mujeres".
No lo han hecho con el noble objetivo de mejorar su suerte. Se trata más bien de una triquiñuela para "edulcorar la imagen de sus Estados en el extranjero". "(...) La cuestión de los derechos políticos de las mujeres se ha convertido para muchos dirigentes árabes en una especie de escaparate democrático" que exhiben de puertas para fuera. El informe se muestra también crítico con Occidente y, sobre todo, con la cooperación que brinda. "(...) Los donantes financian cualquier tipo de proyecto con tal de que lo gestionen instituciones femeninas o personalidades femeninas".
Un sondeo sobre las mujeres, efectuado en cuatro países árabes (Egipto, Marruecos, Jordania y Líbano) con una muestra de al menos mil personas en cada uno, acompaña el informe. Buena parte de los encuestados (91%) rechaza la violencia física o mental contra las mujeres y el 78% opina que no debe haber diferencias en las condiciones laborales aplicadas a los dos sexos. En cambio, el 46% se opone a que las mujeres viajen solas y el 44% considera que no pueden ser primer ministro.
El informe hace también un repaso de la evolución del mundo árabe desde que salió, en 2004, su anterior edición. "Las violaciones individuales y colectivas de los derechos humanos han empeorado durante el periodo", recalca. Concretamente, "los reformadores y los defensores de los derechos humanos se han convertido, en la mayoría de los Estados árabes, en objetivo permanente de la represión oficial".
"La continuación de la ocupación y la incapacidad de reformar la forma de gestionar los asuntos mundiales para garantizar la seguridad y el bienestar de todos puede generar en la región mayores dosis de extremismo y protestas violentas", advierten los autores del informe.
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